“Ahora
sabemos que mi pueblo tiene otro problema que data de siglos atrás”- le dije a
Jorge Cabas en tono muy preocupado- “es la burra de ojos azules, la mítica
diosa de los desnaturalizados”.
El problema
de mi pueblo no es tanto aquel payaso loco, culebrero, bandido y frentero que perpetuó
en mi pueblo aquella nefanda e inmoral afrenta mítica: la “burra de ojos
azules”, convirtiéndola en diosa de la guerra y de los borrachos de
indiferencia, sino esa inmunda devoción al propio verdugo que los payasos de la ralea puritana vendieron como patriotismo,
otras veces como doctrinismo o casta religiosa, a menudo como verdad suprema
venida de supuesta inteligencia superior, y siempre como antípoda del mal
porque sin enemigos ni contrarios los orates doctrinarios no saben existir.
Ahora
el problema es el mismo pueblo, venerador de mitos, quienes fieles a su nueva e
inmarcesible diosa, la burra de ojos azules, han jurado defender hasta la
muerte la supuesta existencia de su nueva diosa y a su viejo redentor, ahora
entiendo la felicidad y la jactancia de aquel payaso loco, quien se ha cagado
de la risa durante lustros cuando la gente de mi pueblo se mataba por suponerse
contrarios, mientras tanto junto a los demás corruptos celebraban felices las mil
formas en que han matado a su pueblo: de hambre y corrupción, de desempleo, de
violencia, de ignorancia, de agria beodez...
Vaya locura
colectiva, una y mil veces la masa de feligreses peregrina delirando por esa
burra de ojos azules, entonces analizo y me pregunto: ¡echee, que vaina jodida ah! Esto
de venerar una santa que rebuzna…y cuadrúpeda... ¿es cosa de fantasías o es la
realidad, es un sueño pasajero o es una pesadilla macondiana? Absorto y un poco
desanimado descubro que es la puta realidad que ha vivido mi pueblo desde
siempre, y el mundo también durante siglos. Sin embargo, en mi pueblo el
desprecio de los feligreses burreros contra sus odiados contrarios le endilga toda
culpa al perro más flaco, a uno del grupo extremistas de izquierda, “origen de
todo mal”-repiten los fieles contrarios. En otros lares, la indiferencia y la
jocosidad le endosa aquel lastre a la fama de despreocupados que tiene el
hombre del trópico. Los feligreses del
mito cuadrúpedo parecen no entender que la gente caribe se burla de los
pesares de la vida, de los ladrones que se roban el país, y con razones carnavalescas
a esa parodia “la burra
de ojos azules”.
Vivas donde
vivas en este mundo debes percibir que el único que ha resuelto intervenir la realidad
de aquella patología global es el hombre tropical, creativo y directo con
espíritu caribe, consciente y competente para atestiguar que “burra de ojos
azules no existen”. Es esta gente despierta quien eleva su grito enérgico ante
la mansedumbre mítica “Tienes que ser un hijo del puto mito, supremo desnaturalizado
para declararte hijo de una burra inmaculada y no de la naturaleza. Asi que, ¿Porque
cambiar mito por realidad si da igual una burra santa que otro animal sagrado…semejante
exabrupto debería avergonzarnos de ser el más depravado entre los animales?”
Hmm, pues nada
mejor para los tiranos que una masa de incautos venerando la guerra y su burra
sacra en pleno siglo XXI. Nadie más servil a la patología que esos feligreses que
tienen el cinismo de llamarle “la virgen burra del sagrado corazón en la banana
republic”. Es el colmo. Venerar una burra que no existió ni existe es propio de
locos sin remedio, sin capacidad de reflexión o percepción de la realidad. Qué
situación patética, cuanto más inverosímil de probar la existencia de la burra
bendita más fácil es venerar un descabellado mito…dizque porque no hay pruebas
para comprobar lo contrario. Ahora los devotos de esa burrada tienen el descaro
de sacar pruebas inexistentes del supuesto origen de la burra sacra. De hecho,
cuanto más falso es el embeleco más feligresía provoca. Semejante collar de sandeces
míticas no es simple embeleco de un payaso loco para tener una servidumbre
cautiva, es una historia que data desde el origen del tramoyismo.
En semejante borrachera de idolatría, los borrachos
de feligresía tampoco perciben que, por doquier existen fieles al alcoholismo
(borrachera por alcohol), al doctrinismo (borrachera por embelecos), y al
imbecilismo (borrachera por ignorancia) … tres cuerpos que son tres en uno: alma, corazón
y vida de la mítica santa, rumiante y venerada burra de ojos azules, ahora
sagrada, ungida e idolatrada por una parranda de bárbaros con poder político y
económico, todo robado del erario de la nación y usado para venerar el mito rumiante.
La génesis
es bien conocida, unos cuantos siglos atrás el encanto monetario del tío Sam deslumbró
a los campeones de la corrupción en la banana republic, a quienes vendió el
espejismo de “la burra de los ojos azules”, comprada a los ingleses siglos
atrás, robada por los piratas ingleses al imperio Español del S XVIII, traída
del Magreb por los moros a España donde se estableció por 8 siglos, traída por
Constantino de las ruinas de Roma, erigida por los romanos para perpetuar la
unión entre el mito doctrinario y la imbecilidad proletaria que aún subsiste.
Desde que Roma decidió reemplazar a los dioses clásicos (júpiter, apolo,
Dionisio, Osiris, etc) y cambiarlos por la burra sacra, transcurrieron entre
500-800 años que separa el inicio de la veneración doctrinaria hasta el supuesto
origen de la diosa que rebuzna, tiempo suficiente para especular al antojo de
un creador de fantasías. Veinte siglos después, los fieles del mito descabellado
no solo viven bajo la hipnosis de este cuadrúpedo mental que ejerce la tiranía
en cada devoto del mundo, y el epicentro de este jaleo en el trópico, en esta
región de magia macondiana no es descabellado pensar que de un día a otro sea
canonizada la sagrada burra, porque un pueblo fiel a cualquier mito, o también a
un payaso loco, muere por su ignorancia y no por sus deidades, no por sus
payasos de turno y menos a causa de una burra de ojos azules; y así muere el alma con el doctrinismo,
muere el corazón al yacer en la borrachera de la indiferencia, mueren tiranos y
gobernantes, mueren los gobernados pero el estúpido mito no muere porque la
muerte le es indiferente…y fue así como se hizo eternidad histórica la burra de
ojos azules: la mítica diosa de feligreses medievales, y ahora de los fieles en
la banana republic.
Pedro Pérez
el feligrés, poderoso empresario y líder religioso de un embeleco mítico similar
en el pueblo se ha ofendido por la veneración a la burra de ojos azules, y ha
declarado la guerra santa por considerar aquello una “burla contra sus
simbolos sagrados”. Al ilustre
Pero Pérez poco le interesa, o quizás ignora que se trata de un mito para
despertar del letargo a los pobladores, no descubrir que el mito es un mito es
vivir en estado de felonía contra la propia dignidad planetaria. El doctrinismo
de cualquier orden es la más destructiva y letal ofensa a la humanidad, a la
real historia de toda ciencia, y a la madre de todas las ciencias: la
naturaleza, porque se requiere ser un desnaturalizado confeso, envilecido y
beligerante para reemplazar, destruir e intentar desprestigiar a la realidad
por un mito, a la madre naturaleza por entelequias, a la libertad por
esclavitud, a la dignidad por feligresía, y a la fe por felonía. Basta el
doctrinismo para justificar todo crimen, toda barbarie, corrupción e
inmoralidad. Si no lo cree así, pues ensaye usted un poco imaginando a sus
dioses repletos de odio, de furia, de venganza, de ímpetu criminal, de
omnipotencia y vera como la humanización del mito arrasa contra todo lo que los
humanos encuentren a su paso: la naturaleza es lo primero, el ser humano es lo
segundo, la flora y la fauna es lo tercero…aunque los dioses imaginados por
usted digan que el objetivo único son supuestos contrarios.
Yacer en estado de felonía es feligresía que
venera al peor verdugo que haya existido en toda la historia de nuestro
planeta, es el verdugo de la madre naturaleza, de la vida, la humanidad y todo
cuanto existe en la tierra. Basta una filiación doctrinaria (dogmática o
religiosa, política, étnica o de cualquier extracción cultural) para ver en
otro ser humano a un contrario, tramoya arcaica que “justifica” la exclusión,
el crimen y toda aberración contra ese ser humano y contra el único planeta
conocido donde existe la vida conocida. Todos venerador de mito precisa miedos
para proliferar y reinar, por tanto, urge ubicar a los feligreses con espíritu doctrinario
fuera de este planeta para que se las arreglen allá afuera sin los prodigios de
la madre de todas las ciencias, la naturaleza, que fue quien pario a estos desnaturalizados,
pero no avergüenza de ello.
Los
adoctrinados padecen tal ignorancia y altivez que no perciben lo perceptible:
el devastador papel del doctrinismo en la destrucción del planeta tierra, y no
parecen descubrir que tan solo habitar la tierra, madre de toda ciencia: la
naturaleza, es depender en exclusiva de ella, ignorarlo o ser indiferente es
locura medieval, es patología doctrinaria. Mientras la tierra se encarga de
prodigarles sustento a ellos y a sus podridos mitos, la farsa mítica se encarga
de destruir nuestro hermoso hogar cósmico. Si usted no sabe el terrible efecto
del mito en su vida quizás requiera un paseo por el infinito espacio sideral
para que reflexione, allí junto a lo inmensamente cósmico deberá ir por sus
propios medios, sin la ayuda de las ciencias a divagar con sus asquerosos mitos
para hacerse cargo de su destino en el espacio inconmensurable, váyanse a
pregonar su entelequia en plena libertad, al encuentro con sus deidades míticas
doctrinarias.
En razón del
cual, es buena terapia leer “un velero navegando en el espacio”, y aunque los
medievales irracionales y sus dogmas no perciban el influjo destructor del mito
en su existencia, quizás al leer este mito descubrirán que los demonios y
deidades míticas no tienen lugar en el espacio. Entonces, quizás algunos tomaran
una decisión inmediata en pro de su existencia y la de sus descendientes. No en
pro de sus verdugos a quienes consideran benefactores. ¿Sabe usted como es
destruida su vida y la del planeta por los mitos nefastos del dinero-deuda, la economía
de crecimiento perpetuo y la teoría de mercados? Pues sépalo o no, los feligreses
de “la burra de ojos azules” asesinan líderes sociales en todo el mundo en
nombre de verdades supremas y contra supuestos contrarios. La mafia monetaria
global y los Neofascistas provocan
guerras constantes en el mundo entero y derrocan líderes en América-latina; los
Neocomunistas hacen lo propio en China, Rusia y Cuba; En la india y medio
Oriente se asesina en nombre de dogmas extremistas; por los estúpidos mitos los
musulmanes asesinan cristianos, católicos y al que les dé la gana; por
medievales mitos y en nombre de dioses vengadores en América latina se asesinan
supuestos comunistas o socialistas, y estos últimos asesinan contrarios en
nombre de ideologías podridas. Religión es la expresión
dogmática del doctrinismo; igual que la guerra lo es del militarismo, la política
del partidismo, libre-mercado del mercaderismo, Todos estos son doctrinistas
desnaturalizados que destruyen la vida y el planeta sin percibir que están
negando a la naturaleza como madre de toda ciencia; doctrinista es quien
necesita un enemigo para existir y un mito para prevalecer.
El
doctrinismo es el accionar criminal de toda doctrina en nombre de supuesta
inteligencia superior, es la más fantasiosa y torpe egolatría humana. Las
personas somos animales pero el medieval mitómano no lo cree así, por ende,
devienen animales irracionales, letales y desnaturalizados al creer en mitos y
dogmas (como el procurador colombiano), por eso estos barbaros inquisidores
destruyen la fauna, la flora, al ser humano y al planeta. El calentamiento
global, el fracking, los mitos de la economía y sus efectos: guerra, desempleo,
hambre...todo eso es mito medieval que solo los animales desnaturalizados
causan en nombre de mitos y verdades supremas.