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jueves, 21 de diciembre de 2017

Justicia prostituida por corrupción, mafia parapolítica y mercaderes del crimen.


Varios son los eslabones de la cadena de prostitución de la justicia. Primero, los victimarios agenciando de sicarios de prensa apoyados por los parapolíticos y mercaderes de la guerra, eternos perpetradores que tienen en la guerra su instrumento de salvación para traer la parapolítica de nuevo al poder. Segundo, los victimarios armados, paramilitares activos cumpliendo órdenes de los victimarios intelectuales ejerciendo el poder público, paramilitares activos sueltos asesinando a plomo limpio a las víctimas expoliadas en la era de Uribe y Pastrana. Tercero, el “cartel de la toga” protegiendo victimarios con impunidad y refrendando al Estado mafioso, legalizando los robos de tierras y burlando los crímenes contra campesinos, postrándose ante  los capos de la mafia parapolítica en el poder público Nacional, regional y local. Cuarto, líderes religiosos apoyando a esos capos de la mafia parapolítica y la corrupción. Quinto, una masa de fanáticos religiosos indiferente a los crímenes contra los líderes sociales, masa de alienados cómplices de la corrupción apoyando a los corruptos mafiosos de la parapolítica.

Primer eslabón, los sicarios de prensa (como les llama Nicasio-el conductor rebelde a la prensa parapolitica de RadioMagdalena- Link para ver sus denuncias, https://www.youtube.com/watch?v=rN-YetZJR5I) a los sirvientes de la prensa parapolítica de Sta Mta, voceadores del hampa quienes llevan lustros acusando sin prueba por sus medios de comunicación a Carlos Eduardo Caicedo de crímenes que no ha cometido; mercenarios de RCN y Caracol, que a escala Nacional hacen lo mismo que los serviles periodistas parapolíticos de Sta Mta (Link RadioMagdalena). 

Segundo eslabón, en  esta cadena de prostitución de la justicia encontramos a los victimarios sueltos asesinando sus víctimas reclamantes de tierras, igual que sucede en Pivijay, Magd y sus alrededores, tierras que fueron robadas por los mismos criminales paramilitares en ejercicio; perpetradores regionales apoyados por un entramado de injusticia mal-llamado el “cartel de la toga” y por una nauseabunda red de religiosos católicos y cristianos, todos los perpetradores anteriores se sienten poderosos gracias a la tenebrosa mafia parapolítica del CD, cuyo capo de capos goza de impunidad plena en el poder público desde esa pandilla de mercaderes del crimen.

Tercer eslabón, el “cartel de la toga”, que ha venido refrendando al Estado mafioso, uno y otro configuran la patología funcional que deriva en cultura mafiosa, cuyos síntomas son la veneración de fanáticos mediante la admiración al hampón, al traqueto, al corrupto, al tramposo, rara devoción que consiste en apoyar o “lambonearle” a los victimarios y odiar o ser indiferente con las víctimas.   

La Patología funcional de veneración al hampa y la corrupción deviene devoción religiosa y fanatismo letal. El cuarto eslabón de esta cadena son los líderes religiosos apoyando a esos capos de la mafia parapolítica y la corrupción. El quinto eslabón es la masa de fanáticos religiosos indiferente a los crímenes contra los líderes sociales, masa de alienados cómplices de la corrupción apoyando a los corruptos mafiosos de la parapolítica. En cada región y cada rincón de Colombia se reproduce y se ha multiplicado esta cadena sistémica, o concierto de criminales que deviene patología funcional de veneración al hampa y la corrupción.

Tal patología rumora que los crímenes contra líderes sociales son líos de falda…y los cobardes replican la canallada, esa patología es una constante amenaza a las victimas (tal cual los campesinos de Pivijay, que son objeto de saqueos, destierro y crimen en medio de la indiferencia de la sociedad), pese a ello, estas víctimas reclaman su honra y dignidad a una justicia prostituida ante el crimen parapolítico. Hastío ante el cual, agotados, robados, amenazados y masacrados como han sido los campesinos de Pivijay, reaccionaron con desenfrenado odio ante el vil crimen del líder social Rafael de la Hoz Villa (el papi Villa).

Crimen ante el cual es preciso comprender las reacciones de la comunidad afrentada. Es importante hacer referencia acerca de “la moto con lucecita azul y rojo”, de la cual hablaba el sicario participe del crimen antes de ser linchado por la comunidad adolorida, tal luz era el señuelo que indicaba a los demás asesinos (que en la moto siguiente, que iba detrás) allí venia la victima que debían asesinar “…quienes iban a hacer la vuelta”-como decía el sicario que al final quizás era un “gancho ciego” que admitió haber participado en el crimen del líder social. Eso evidencia que había coordinación entre autores materiales y autores intelectuales, o sea entre quienes ordenaron y quienes ejecutaron el crimen de Villa (entre  los reconocidos asesinos victimarios despojadores de tierras de Pivijay que instruyeron a los sicarios que “hicieron la vuelta” según el argot de los asesinos de líderes sociales), crimen ordenado por cobardes ladrones de tierras de los campesinos, allí es vox populi que son los mismos que asesinaron al Dr Polo y demás líderes del pueblo, son los matones que aun andan asesinando líderes sociales para quedarse con las tierras robadas en su apogeo paramilitar. 

Por lo cual, es oportuno recordar que la única forma de acabar con el sicariato de líderes sociales en Colombia es acabando (encarcelando y sometiendo a la justicia) a los corruptos de toda estirpe que además son autores materiales, victimarios, parapolíticos y despojadores de tierras. El problema es que, valga repetir, la justicia esta prostituida a grande y pequeña escala con el “cartel de la toga” que sirve de protector al capo de capos y su pandilla del CD y CR, disgregados en clanes regionales para el saqueo a sangre y fuego. Allí en Pivijay, como en todo el país, los corruptos del CD y CR aún tienen sus raíces en el paramilitarismo activo.

Sin embargo, es justo saber que de nada sirve asesinar sicarios y mercenarios pues esos son pobres igual que el pueblo, triste la horrenda suerte que corrió el desdichado sicario de nuestro querido líder social. Lo irónico es que los ordenadores parapolíticos se ríen de ello y poco les importan los muertos pobres de lado y lado, pues tienen dinero con que pagar a otro hambriento para mandar a asesinar a quien les venga en gana. No olvidemos que unos paramilitares se han cansado de delatar a Uribe y a sus compinches, en respuesta, el cartel legislativo del congreso, ligado al cartel de “la justicia” (de la toga) y sus aliados criminales se han ensañado contra algunos de los ex-paramilitares que han tenido el valor de delatarlos, y este cartel parapolitico ha optado por atacar a los paras testigos de sus crímenes, a algunos los extraditaron, a otros aun los amenazan y a muchos otros los han asesinado. 

No elegir como gobernante a un miembro o aliado de este clan criminal en Colombia es un buen comienzo. La matriz va desde Uribe Velez y su cartel parapolítico Nacional el CD, pasando por las 4 familias corruptas de cada departamento (Magdalena en este caso), hasta llegar a los hampones criollos que andan sueltos y delinquiendo por doquier. Urge fragmentar la columna dorsal de los criminales parapolíticos, Lo primero es no elegirlos, lo segundo es encarcelarlos, y lo tercero es recuperar y devolver el gran botín que estos bandidos robaron y por el cual andan asesinando, por lo cual siguen haciendo la guerra en nombre de la paz, por lo que siguen emborrachando de fanatismo y brutalidad a los fieles religiosos, y siguen legitimando la corrupción diciendo que luchan contra ella.

Despierta pueblo colombiano, pueblo valeroso, que tus reconocidos victimarios pretenden rematar y seguir asesinando a tu pueblo, tu honra y tu paz. Despierta Sta Mta y procura crear redes sociales sinérgicas, y de alta tecnología, para la protección civil ante los ataques de estos aviesos criminales corruptos.

Despierta Caribe, despierta Colombia… despierta que la guerra o saboteo contra la paz de los colombianos no es otra cosa que el apoyo de los indiferentes a esa Justicia prostituida por la corrupción, por la mafia parapolítica, por los mercaderes de la fe, y por los mercaderes del crimen.


Despierta colombiano, que todos estos perpetradores del crimen sistémico no son diferentes unos de otros, sino que son una sola peste que urge erradicar de nuestra patria. Eso no sucederá mientras no despiertes y actúes conforme a una reflexión de sentido común y lucidez: No bajo el imperio del decadente  capitalismo. No bajo el resquebrajado socialismo y sus desviaciones. No sin antes romper esos 5 eslabones de la cadena de prostitución de la justicia, o sea, no sin antes superar la patología funcional de veneración al hampa y la corrupción. El sabio Rodolfo Llinas ha señalado el camino al mundo: un sistema hibrido.














domingo, 17 de diciembre de 2017

La primavera samaria: un pueblo resuelto a la paz y la justicia social







A raíz de este video, (testimonio de Albarracín, exparamilitar de las AUC) desde el destierro en Canada, he resuelto escribir unas palabras que  apaciguan un poco la turbulencia de mi sentir por las aflicciones sociales y políticas de mi linda patria chica: Sta Mta.

Siempre manifesté a los amigos de sectores de izquierda que  los paramilitares del Magdalena habían sido los únicos, y los primeros, en denunciar a los parapolíticos y corruptos de  Sta Mta tal como lo hicieron. Alrededor de 1998 predije y advertí a uno de estos paramilitares envueltos en la parapolítica departamental (Adriano Sanchez) que al momento en que los paras empezaran a revelar la verdad de la guerra enseguida Uribe extraditaría, los  traicionaría o los perseguiría, la razón: lavarse las manos como Pilatos y a la vez neutralizar a los paras como testigos que amenazaban a los clanes parapolíticos y corruptos locales con la verdad y la justicia. Tal cual sucedió, los paras de Sta Mta tuvieron el coraje y la gallardía de denunciar a los clanes samarios, además de afrontar las consecuencias de un proceso de paz con los paras y Uribe amasada con corrupción, odio y traición.



Recuerdo que luego de la muerte de mis amigos Morellis, Maduro y otros que sostenían discusiones con Carlos Edo supe que los paramilitares vendrían por mí, al momento que detecté el asedio del DAS contra mi integridad desplegué acciones de contrainteligencia, que al final, salvaron mi vida,  fueron ellos mismos ( DAS y paramilitares) quienes me contaron de los planes de asesinarme que estaban fraguando los paramilitares y un exconcejal de Sta Mta aliado de Hernan Giraldo a fin de apropiarse de propiedades del proyecto que yo dirigía. Luego, después de los fallidos atentados contra mi vida, los paramilitares intentaron persuadirme de hacer parte de sus filas.  De frente y sin temor les dije que no tendrían de mi parte apoyo alguno. Justo entonces tuve que desaparecer de Sta Mta pues sabía que sería objetivo militar de estos.



 Aún tengo razones suficientes para considerar como gran peligro para mi vida a aquel exconcejal parapolítico que robó a sangre y fuego las propiedades de la corporación ECOVIP de Sta Mta de la cual yo era presidente, y que aún este ladrón se niega a devolver a sus víctimas. En ese entonces, no lograron que yo me enfrentara a Carlos Eduardo Caicedo, creyeron que  mis discusiones con Carlos Edo podrían derivar en choques con él, pero nunca supieron que yo mismo pedí a Maduro y a otros amigos evitar confrontaciones abiertas que nos debilitasen como fuerzas democráticas. Me aleje del país dejando atrás una severa ruptura de la izquierda y una enorme desconfianza entre los líderes demócratas de Sta Mta. Carlos Eduardo Caicedo ha arriesgado su vida como un verdadero hombre de ideas transformadoras y necesarias para el cambio social que requiere Colombia.  Cada vez que leo las noticias del asesinato de un líder social se me arruga el corazón, y se me paraliza el deseo de seguir disfrutando de este remanso de paz y tranquilidad a donde el destino me ha traído: Canadá.



Todo lo anterior para decir, que si de construir verdad, justicia social, paz y reconciliación en Colombia se trata, los paramilitares de Sta Mta son más dignos de confianza, apoyo y credibilidad que todos los clanes de corruptos locales y regionales juntos. Hace pocos dias, respecto del rol actual de los exparas, dije a uno de mis amigos demócratas de Sta Mta (Adolfo Bula), que una vez perseguidos, encarcelados, extraditados, asesinados y traicionados, los paras samarios no precisan que les tengamos miedo, odio ni fobia, requieren la mano sincera de los constructores de paz, porque al final de cuentas, en una próxima embestida genocida y criminal contra la democracia y los líderes sociales, ellos también serán blanco de las balas asesinas del poder parapolítico corruptor, el cual subyace intacto e impune. Que ellos no solo han hecho su aporte desinteresado a revelar y desenmascarar a los clanes corruptos de Sta Mta y el Magdalena, ellos aun creen en la paz y también son victimas de Uribe y los mercaderes de la guerra. A ellos debemos reconocer la valentía de no dejar en el olvido y las sombras las verdades históricas de nuestra realidad criminal y corruptora en Sta Mta, mal o patología que ha condenado a la nación a vivir en la ignorancia a las sombras del genocidio, las perennes guerras y el imperio de los hampones de cuello blanco.