Problemas de injusticia social y problemas de arraigo dogmatico. Desde hace más de dos siglos el Estado colombiano ha defenestrado al ser, lo ha despojado de su dignidad, y con mayor eficiencia lo ha hecho desde hace mas de un siglo aliado a las corporaciones, con lo cual se ha destruido de forma gradual y sistemica sus instituciones vitales: familia-sociedad-nación. Una vez destruida la dignidad e
identidad del ser se vive entre odios y miedos, entre la camorra y el conflicto,
en la justificación de la coacción, la tiranía y el crimen. Se vive en plena defenestración.
Una sociedad defenestrada no es capaz de discernir un tema cualquiera en paz, y eso lo saben bien los efectistas, o mercaderistas, parapoliticos y corporativistas.
De hecho, en ese ambiente gobierna, predomina y se perpetua el conflicto. El ser
defenestrado no concibe que la paz requiere de mínimos valores distintivos: voluntad,
constancia y paciencia, y esos valores se manifiestan justo cuando las partes
deponen sus odios y temores en función de principios altruistas como la
justicia social y la convivencia, igual que muchos valores y derechos civiles.
No es fácil entender
las razones de porque en el clímax de esa patologia tanto defenestrados como defenestradores justifican la tiranía de la miseria, la ignorancia, el
fanatismo y la injusticia social, o sea, el imperio de/por/para la defenestración. Menos aun, de porque muchos de estos se oponen a la paz para resolver sus problemas elementales, comunes y corrientes. Ni tampoco es facil entender la predisposición al conflicto de una de las partes generadoras de guerra: los parapoliticos, involucrados en corrupcion, destierro, despojo de tierras, crimenes y delitos de lesa humanidad, quienes a su vez son las principales causas de la guerra.
Asi, la altivez e indiferencia por la paz de esa fuerza se revela al prescindir de los
temas que desune y evitar consensuar soluciones reales a los problemas
que afectan a la nación, que en suma generan conflictos e injusticia social, tales como el desempleo, la corrupción, la exclusión, la muerte de niños por hambre, destierro, paramilitarismo, desmovilización
de actores armados. En 2016 apelan a la soberbia y pretenden preponderar sobre la avasalladora injusticia social los temas de arraigo dogmático (aborto, sexo,
LGBT, adopción gay), habidas cuentas que estos últimos problemas no son ni más ni menos importantes que
los causales de injusticia social.
Todos los
problemas, tanto los causales de injusticia social como los de arraigo dogmático
urgen ser resueltos: he allí la necesidad de la paz por encima de todo precepto
proveniente de quienes con sevicia, lucro y alto poder criminal han
defenestrado la dignidad del ser y la soberanía social: familia-sociedad-Estado-planeta,
crimen sistémico que demanda soluciones pacíficas, tales como un nuevo pacto
social y político: una nueva constituyente, pero para ello se requiere voluntad pacifica.
La cruzada guerrerista de corruptos parapoliticos. En la cruzada guerrerista invierten esfuerzos los interesados en defenestrar al ser para lucro propio: los corruptos, las religiones, las corporaciones. La mas reciente son las
cruzadas monoteístas y judeocristianas modernas que agrupan a todas las anteriores, y que han dado a denominar “ideología de
género” a un rosario de odios, intrigas, falsedades, miedos y
ofensas contra una comunidad objetivo: LGBT, escogidos por esa cruzada
religiosa-dogmática como el “perro más flaco” de la sociedad a fin de descargar
contra ellos todo el peso de su doble moral monoteísta.
Ese artilugio,
repleto de un fanatismo religioso inconmensurable y ninguna base cientifico-academica, solo opiniones fanaticas, es una cruzada que amenaza a la
democracia en países de Americalatina, donde intenta ocultar que la injusticia
social (corrupción, malos gobiernos, desempleo, paramilitarismo, mercaderismo-corporativismo,
conflictos asociadas a la economía de miseria y guerra) no son problemas, o son asuntos insignificantes, para ellos el único problema social son los asuntos de
arraigo religioso-dogmático (aborto, sexo, LGBT, adopción gay).
En esta cruzada politico-dogmatica, los beligerantes que odian en nombre de verdades supremas, cuentan con mesias armados o para-politicos, pero a la luz de la paz en Colombia adolecen de un pretexto belico de peso, por lo que resolvieron reemplazar a sus enemigos belicos (las FARC) por enemigos no-belicos (LGBT, izquierda y grupos oponentes), continuando asi su rol como actores guerreristas que expelen y
multiplican el odio y el miedo, saboteando la voluntad pacifista y propugnando por enfatizar diferencias con los pacifistas en el advenimiento a la paz.
El fin es perpetuar conflictos y guerras: eso mismo han hecho quienes han defenestrado al ser y la soberanía nacional en el pasado reciente en Colombia, eso hizo las
FARC con Pastrana en el caguan, eso hace Uribe en 2016 con las negociaciones de paz de Santos-FARC, eso hacen las cruzadas de fanaticos religiosos al priorizar los temas de arraigo dogmatico, y también, con paz o sin ella, es lo que han hecho y pretenden seguir haciendo los corporativista
de la mafia monetaria global aliados al mercaderismo Santista, Pastranista,
Lleristas, para-uribista u otros.
Es indiscutible que
los actores pacifistas trabajan por un mejor país para todos, y es inaudito que
durante más de 2 años JM Santos y esas fuerzas pacifistas estuviesen
trabajando arduo para proyectar un evento de transición a la paz con las FARC
en la Habana, visionando que una vez en paz la nación entera pudiese construir
ese país soñado. En cambio, en abierto desafío o contraposición a este espíritu
de reconciliación, al fanatismo guerrerista parapolítico le queda fácil y
divertido sostener su botin de despojos y destierros, para eso es necesario diseminar la camorra en mentes debiles, donde la calumnia y la injuria crecen como verdolaga en playa.
En esas habilidades es bien sabido que los mercaderístas del crimen son expertos
efectistas, saben eternizar el conflicto y la guerra mediante la culturización de
la mentira, la farsa y la enajenación. De ese modo, deslumbran a los incautos
al convertir su poderío virtual o poder mafioso en poder político real, poder que
tuvo su origen en la arcaica patria boba, y en la actualidad se sustenta en la manipulación
de las redes sociales y la mass-media.
En ese orden de
ideas, la farsa denominada “lucha de contrarios” hizo que los actores
de guerra o conflicto armados en Colombia se dividieran en dos tipos de enemigos
armados: los de izquierda y los de derecha. De un lado las guerrillas, del otro los ejercito armado del
estamento compuesto por corruptos parapolíticos, por mercaderístas o
corporativistas, y los fanaticos, hinchas de la tramoya que creen creen que
bueno es lo que les conviene, que el paraíso arcaico o patria boba colonial se
divide entre buenos y malos, y que la patria boba moderna o neo-colonial, se
debate en la “lucha de contrarios”, o terroristas buenos (militares, paramilitares
y fuerzas represivas) Versus terroristas malos (guerrillas, grupos de izquierda
o similares): es la misma bobada colonial con pendejos muy peligrosos, que son mayoria, y hasta eligen presidente decia Facundo Cabral.
La defenestracion del ser. En la tarea de la defenestracion al ser, desde la muerte de Bolívar hasta hoy, el Estado Colombiano ha sido saqueado y defenestrado por quienes lo han gobernado, y estos a su vez han destruido al ser. Entre tanto, desde la creacion de la FED en 1913 los mercaderístas o corporativistas aliados a
estos gobernantes se sumaron a ese proposito mafioso y monetario global. Sin embargo, en las ultimas 5 décadas, además de esas fuerzas
tradicionales, también han gobernado en sus feudos los actores armados enemigos
o amigos de esos politiqueros (guerrillas, militares y paramilitares).
Hoy por
hoy, frente a todos ellos, y de caras al proceso de paz con las FARC, la
civilidad colombiana tiene dos alternativas: pedirles a los actores de la defenestración
(de la camorra-conflicto-guerra) la venia para que sea la sociedad civil victimizada
por décadas quien asuma las pautas de paz, reencuentro y construcción de un
nuevo país para todos, o ceder al propósito de la estupidez, que es la defenestración,
lo cual comienza y termina en la estupidez. Comienza con la camorra del rumor y la
mentira, luego pasa al conflicto o choque por opiniones en temas de justicia
social (desempleo, corrupción, destierro, paramilitarismo) o temas de arraigo dogmático
(aborto, sexo, LGBT, adopción gay), y termina en la
guerra, porque para reactivar una guerra estúpida basta la estupida decisión de una de
las partes. Las agresiones de la brutalidad mercaderísta y para-uribista contra
la paz es un desafío descomunal que Colombia debe superar con creces.
Es evidente que los
corruptos para-uribistas o los actores de guerra o conflicto armado, de al
menos las últimas 5 décadas, poseen elevada potencialidad conflictiva, alto
influjo persuasivo o manipulador de opinión masiva, están interesados de una u
otra forma, de modo objetivo o subjetivo, en perpetuarse en el poder. Es
latente y manifiesta el propósito de ambas fuerzas por llegar al poder por la vía política electoral
(Farc o fuerzas revolucionarias) o continuar en el poder si ya lo tienen o han
tenido (Uribistas, Santistas, Lleristas, Pastranistas, partidos tradicionales, parapolíticos
y mercaderístas). En todo caso, las amenazas de prolongación del conflicto y la
guerra es una constante ineludible. Pues, basta que una de estas fuerzas decida
agredir la otra para volver de nuevo a la estupidez de la guerra.
La patología de la estupidez colectiva. Lo más estúpido que
pueda sucederle a nuestro país no es que haya amenazas de hacer estallar de
nuevo la camorra-conflicto-guerra, pues ya los para-uribistas avanzan con sus
borregos sin control exacerbando animos y opinion en tema de arraigo dogmatico, sino que la sociedad civil que apoya la paz se lo admita,
permitiendo con ello eternizar la confrontación
armada entre quienes han usufructuado poder gracias al conflicto, o entre guerreristas
habituados al poder de las armas y el crimen. Quiere decir, entre corruptos
tradicionales perpetrados en mitos medievales y guerrillas anquilosadas en arcaicos
preceptos doctrinarios.
Por tanto, debemos preocuparnos por la patología de la
estupidez colectiva, y aunque el remedio infalible (Jaime Garzón) fue asesinado,
debemos sacarles hilaridad a las estupideces mayores, he aqui tres:
- Creer
que las FARC puedan llegar al poder por la vía electoral en Colombia.
- Creer
que “la paz” de los para-uribistas apoyados por paramilitares activos
es simple camorra para ambientar la paz y la reconciliacion.
- Creer
que Uribe es capaz de persuadir a los paras traicionados por el mismo y a las guerrillas
(FARC-ELN) de que la paz suya es una tentación irresistible.
Una sociedad civil
sensata no debería permitir a la estupidez guerrerista propiciar ese escenario
para confrontar todas las formas de lucha. Por cierto, no son tan estúpidos quienes esgrimiendo
estupideces llegan y se sostienen en el poder como aquellos que siguen o eligen estos barbaros. Esa patología la hemos vivido los colombianos sin poder evitarlo…Aún lo recuerdo, cuando estando en tercero de primaria la profesora
Isabel relataba aquella historia llamada: “la patria boba”: aun hoy siento la horrible
pena que me embargo en ese instante, desde entonces supe que debía ayudar a
superar la estupidez inoculada en el ADN de nuestra dignidad
de ser y la soberanía de la patria defenestrada. Justo ahora, en este proceso de paz con
las FARC, es el momento de Intervenir tal defenestración en todas sus escalas. Urge-deponer la patria
boba. Es preciso instaurar la dignidad de ser y nuestra soberanía global-glocal.