Del cínico fanatismo dogmático a la defenestración del ser

Recuerdo aquel día en pleno carnaval de curramba, fue un choque severo aquella primera vez cuando mi vecino salomón y yo escuchamos la frase LGBT de boca de alguien, como buen barranquillero Salomón interrumpió al interlocutor y le dijo: Oye, aguanta el viaje! ¿Eso de LGBT con que se come? Luego que aquel nos diera su explicación Salomón espetó: Ah ya entiendo, metieron en su solo saco todas las prácticas sexuales que las religiones ejercen en privado pero que en público lo pregonan como inmoral.

Desde entonces, entiendo que el perdón es un negocio del carajo, del cual las religiones obtienen jugosas rentas al transar pecado por moneda corriente en el impositivo mercado de la fe. Así, me acostumbré a ver las siglas LGBT en los medios, como sucede ahora, cuando el cinismo religioso sale a defenderse de sus propios pecados, perdonados y ocultos para la elite, pero endosado como deuda perpetua para sus feligreses.

 En su felonía, los feligreses conciben ahora que sus iglesias los empujan a protestar para defenderse de 3 supuestos demonios:

    

·        La imposición arbitraria de una minoría. No perciben que desde hace dos siglos una minoría gobierna con la ayuda de religiones que nos enferma de fanatismo. De esa forma, la gente asume que su “realidad” es el mito, la publicidad engañosa y la mentira. Esa minoría gobierna con el poder de medios de comunicaciones, medios productivos y el fanatismo.

·        La amenaza del Estado contra la familia. No perciben que si bien el núcleo principal social es la familia el eje de ésta es el ser. Desde siempre, el ser y toda su cadena sistémica (ser: familia-sociedad-Nación-Planeta) han sido defenestrados por el Estado, por las corporaciones y las religiones. La institución que más muertes ha causado a la humanidad en toda su historia son las religiones (inquisición, apoyo a Hitler, a Uribe, a paramilitares, a dictadores, mafias, etc) y en eso las corporaciones, las religiones y el Estado son cómplices muchas veces y otras perpetradores. Esto no incluye los crímenes directos e indirectos de las religiones contra la infancia (pedofilia y violaciones, maltrato, esclavitud o trabajo, exclusión, hambre, etc) crímenes que destruyen al ser que crece, que destruirá el futuro toda institución: familias-sociedad-Estado-planeta.

·         Respecto de las medidas en educación sobre sexo que pretende Min-Educación, los atemorizados religiosos  no perciben que salir a protestar en abierta discriminación religiosa o de genero contra la ministra y, apoyado en rumores de falsas cartillas, muestra el enorme fanatismo de esa protesta. ¿Cuantas consignas hicieron los feligreses en apoyo a los crímenes de la corrupción que matan niños de hambre en Colombia? ¿Porque no protestaron contra los corruptos, los paramilitares, los crímenes de la guerrilla, y el paro armado para-uribista? ¿Porque no protestan contra las corporaciones que destruyen tanto la cadena sistémica de la vida, dignidad y honra de la humanidad como el planeta mismo?

   La familia de los grupos religiosos no está más amenazada que el planeta, ni más que el Estado mismo, ni más que las demás familias de nuestra nación. Los grupos religiosos son una amenaza letal, tanto o peor que los corruptos que agencian la defenestración global-glocal, pues son los fanáticos quienes sostienen a los corruptos. De cierto, en las religiones no perciben que sus hijos en edad adolescente han consumido tantas horas de mitos dogmáticos, o de televisión e internet como para obtener una carrera profesional, lapso en el que a menudo han sido educados lejos de sus preceptos, fuera del programa de una escuela, al margen de una moral justa, o de un ministerio, sino bajo el dominio absoluto de los mercaderístas, encargados de defenestra todas las familias del mundo. Aun así, existen iglesias catolicas y protestantes que protegen en cierta medida a sus familias de las amenazas del Estado, la cultura mediatica y las corporaciones, pero para infortunio de este mundo son muy pocas, no todas las iglesias estan dirigidas por intelectuales probos con intachable moral y conducta.

Es evidente que muchos líderes religiosos empujan su feligresía al odio, la intolerancia, la irracionalidad y el irrespeto como precursores de conflicto y guerra, los empujan a odiar y combatir no solo contra la comunidad LGBT, que escogieron como el perro mas flaco, sino contra todos los  problemas sociales reales del pais. De hecho, tal protesta es tan irracional y desequilibrada, que la feligresía no percibe que ese fenómeno LGBT es parte de la realidad en sus propias familias e iglesias, y que ella no solo les confiere poder adquisitivo al transar pecado por moneda, sino que, además, es y ha sido promovida, desarrollada y expandida a escala global por los mercaderístas y corporativistas aliados, socios y financistas del mercado de fe y religiones de todo el mundo.                                  

En fin, ya se exhibió el cinismo y el fanatismo religioso en las protestas pro-discriminación aupados por el para-uribismo, donde fanáticos homofóbicos protestaron por un libro que no existe y por tanto nadie ha leído, gente que se mueven por rumores y opiniones de miedo a causa de imágenes y preceptos. Siguen las protestas de la comunidad LGBT aupados por los Santistas y anti-uribistas, luego vendrá la del consenso por la paz que junta un poco de todos los anteriores. 

En la vera del camino las víctimas de todos los anteriores verán pasar una protesta tras otra: los pobres, civiles desempleados y niños muriendo de hambre preferirán morir antes de ver pasar otra manifestación de la estupidez humana. Mientras tanto, todos salen a gritarse improperios pero nadie parece observar la necesidad de un nuevo pacto social y que afecta a todos por igual.

En efecto, la defenestracion no se detiene sino que empeora. En las últimas dos décadas el mundo se ha empobrecido más pero ha progresado más que en los últimos 5 siglos. Urge un nuevo contrato social-político competente frente a esos desafios: una nueva constitución basada en valores reales, incluidos todos los que componen nuestra realidad: religiones, ideologías, comunidades LGBT y otras, ex-paras, ex-militares, ex-guerrilleros, policías, maestros, obreros, campesinos, estudiantes…todos tienen muchos valores que aportarle a un nuevo país.