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domingo, 16 de octubre de 2016

Ordeñando cocodrilos “de buena fe” como ordeñar ovejas


 Ordeñar cocodrilos...de buena fe. “De buena fe” Uribe juega a desgastar la voluntad de las Farc, a desesperarlos y obligarlos a reiniciar la guerra. “De buena fe” Uribe sabe que presionando las Farc estas se verán ante el dilema de responder con guerra su saboteo a la paz, o responder con guerra la ineludible provocación de guerra, que es lo mismo. Uribe y su cartel parapolítico saben que ese “cebo” será la oportunidad para culpar a las FARC de abandonar la voluntad de paz y reiniciar la guerra. “De buena fe” Uribe y su cartel ejecutaron la zancadilla aleve del NO burlándose de la paz sin vacilar, pues cree que “la far” es la vaca lechera más rentable de su establo, y “anhela que las Farc sigan siendo tan “nobles” como para dejarse ordeñar, esta vez, en tiempos de paz. Si "de buena fe" los parauribistas ordeñaron un cocodrilo en celo... ¿que será de las ovejas y la manada?  

“De buena fe” los mercaderes parauribistas del crimen y la guerra financiarían de nuevo la promoción de la guerra que tantos honores, glorias y botín les ha dado a los corruptos parapolíticos, y a los mercaderes, a los pastores guerreristas y a los parapolíticos. “De buena fe” los mercaderes guerreristas de la fe replicaran el libreto parauribista. “De buena fe” los feligreses justificaran “la buena fe” de su mesías corporativista al momento de estallar de nuevo la guerra. “De buena fe” el cartel para-uribista atentó de forma criminal contra la paz de los colombianos y esperan que el tiempo pase y la gente olvide, que vengan las elecciones del 2018, y entonces asaltar el poder. 

“De buena fe” es la vaselina con la cual los para-uribistas le introdujeron al país los crímenes tipo “falsos positivos”, la masacre laboral (la ley 100, eliminación de horas extras, eliminación de derechos laborales a los docentes, etc), el paramilitarismo como artilugio de seguridad, el despojo de tierras compradas “de buena fe” a los socios criminales, o cartel del despojo y compra de tierras, la feria de licencias mineras y la prostitución de la soberanía nacional. 

“De buena fe” los predadores de la paz están muy ocupados, como fieras clavando sus colmillos en ese acuerdo trabajado durante 5 años, acuerdo que parece una codiciada presa jalada por 6 pitbull desde diferentes puntos (Pastrana, Uribe, los mercaderes del crimen, los corruptos, los pastores guerreristas, los despojadores de tierras). A este cartel parauribista solo bastó un instante “de buena fe” para despedazar ese acuerdo con la ayuda de la ideológica y dogmática lucha de contrarios, la misma que Uribe espera le sirva para derrotar por fin a las Farc, a plomo limpio como él sueña, y fantasean que, si algo queda de su odiado enemigo, será un dócil cocodrilo que se dejará ordeñar sin chistar…así como lo vienen haciendo con sus ovejas, con la justicia y con la manada.

En todos los acuerdos de paz exitosos del mundo ha habido una distensión de la lucha de contrarios (prescindir de lo que desune y discernir lo que une) aunque tal lucha no hubiese cesado. En cambio, en este acuerdo los enemigos de la paz se han enfocado en lo que desune, avidos de impunidad y fortuna facil, se han encarnecido contra la paz de un pueblo avivando la farsa “lucha de contrarios” en dos ámbitos:

Primero, en el ámbito doctrinario-ideológico: “no toquen el modelo económico, los ganadores somos nosotros por tanto ustedes merecen cárcel; los perdedores son ustedes, por tanto, ustedes no merecen tener voz política en los poderes públicos”.

Segundo, en el ámbito doctrinario-dogmático: “los buenos y ganadores somos nosotros, por tanto, no aceptamos deponer el mito de Adán y Eva ni imponer la realidad LGBT-P; los malos y perdedores son ustedes, por tanto, las amenazas a la familia provienen del acuerdo de paz, o sea, del doctrinismo castrochavista, y no del dogmatismo, ni de las corporaciones, ni de la corrupción, ni de la parapolítica, ni del Estado, ni del crimen o delincuencia... ni del fanatismo.

Temor y odio: preámbulo de la guerra. Por un instante usted, en tanto que constituyente primario, en el patológico contexto de la lucha de contrarios, póngase en los zapatos de un guerrero de las Farc. Pues bien, después de haber guerreado durante 5 décadas, guerra que lo llevó a usted a cometer excesos iguales o peores que los terroristas “buenos” contra quien usted combatió, y que al momento que usted expresa al pueblo su voluntad de paz sus detractores ideológicos y dogmáticos no le dejan otra opción que someterse a una derrota, que en lo militar no le han propinado y, a sabiendas que dignidad para la guerrilla significa que esa fuerza “no es la única que ha tenido culpas en esa guerra”, entonces reflexionemos ese criterio a la luz de las siguientes preguntas.  

¿Está usted dispuesto a perder su dignidad frente a mercaderes de la guerra que no estuvieron en el campo de batalla, pero promueven la guerra y se lucran de ella? ¿Está usted dispuesto a “perder o perder” frente a quienes pretenden librarse de culpa, pero piden condenarlo a usted?; y frente a mercaderes de la fe que tampoco estuvieron en guerra, pero que buscan destruir su voluntad de paz: ¿Está usted dispuesto a “perder o perder” frente a los fanáticos que hablan de paz haciendo la guerra, y que promueven la guerra aliados a los mercaderes de la guerra?

Es necesario que la sociedad civil intervenga el jaleo por la paz entre fuerzas consideradas por sus contrarios como terroristas de ultraderecha (corruptas, mercaderistas y parapolíticas) versus actores de guerra considerados por sus contrarios como fuerzas terroristas de ultra-izquierda. Es comprensible pero no aceptable que los terroristas de ultraderecha quieran imponerle con altivez su vetusto modelo económico para doblegar a sus enemigos contrarios, o también a la inversa. Pues, los guerreristas no han percibido que, en cualquiera de esos dos casos, el estallido de la guerra va a conflagrar la nación. Ni idiotas que fuesen las Farc para esperar sentados que los derroten, los burlen y los asesinen como Uribe sueña.

Es preciso percibir que esas dos minorías armadas (Uribe y las Farc) representan el doctrinismo vetusto y letal para el pueblo, ambos han abusado del poder y masacrado al pueblo en nombre de su feudo. Si lo quieren, ambos pueden delirar con la eternidad o asunción de su reino basado en el neoliberalismo o el Neo comunismo y sus derivados. No olvidemos que ambos forman la farsa “lucha de contrarios” envuelta en odios y miedos que nos tiene jodidos pese a que somos mayoría, pero ambos nos consideran ovejas de su corral y se creen amos de nuestra voluntad.

La confrontacion irracional del temor y el odio son el preámbulo de la guerra, y en nada ayudan los fundamentalismos ideológicos o dogmáticos encarnizados en desbaratar el acuerdo de paz. Por tanto, la inteligencia social-colectiva precisa concebir que urge superar a las fuerzas doctrinarias y dogmáticas, y si de veras deseamos construir una nación en paz, en justicia social, pujante y líder a escala mundial es imperativo no temerles a esas fuerzas doctrinarias, ni pretender acabarlas, ni odiarlas porque de ellos también está hecho nuestro ADN de identidad colombiana. 

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