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lunes, 4 de marzo de 2013

Los Militares imbecilizados e invisibilizados


Excepto en los países donde reina la cultura de respeto a los derechos humanos, a la paz, a la convivencia y la justicia social, en los gobiernos de corte Neofascistas (Neoliberales o capitalista) los militares han sido imbecilizados e invisibilizados a causa de los extremismos doctrinarios de la obediencia debida, esas personas han sido reducidas a la negación de su dignidad de SER por parte de mercaderistas inescrupulosos que ejercen el poder político en las naciones donde predomina este modelo doctrinario. También sucede igual en el modelo Neocomunista pero allí el perpetrador es el dogmatismo castrense de forma directa.

En efecto, la autodestrucción de los perpetradores es inminente porque quiéralo o no, sépalo o no, acéptelo o no, de todos modos allí los militares son obligadas a asesinar con o sin su voluntad, a ocultar crímenes y modos criminales que ofenden la honra humana, o al menos la dignidad de las víctimas. En todo caso, estos militares están autorizados para incriminarse en sicopatías criminales contra mujeres, ancianos, niños o personas indefensas, y es evidente que todos esos vejámenes son  hechos que podrían perturbar la conciencia de algunos seres humanos que participan en tales hordas.


El resultado de imbecilizar e invisibilizar a nuestros  militares es heterogéneo: patología de desviaciones mentales, de salud pública y crímenes a granel: masacres indiscriminadas o selectivas, delincuencia y suicidios.  Los organismos  conocedores del tema así lo indican, tal como lo informa la revista semana : “según el Pentágono, una investigación del Departamento de Asuntos de los Veteranos (VA por sus siglas en inglés) señala que 22 veteranos de todas las guerras del país se suicidan cada día, es decir, cada 80 minutos muere uno por sus propias manos. El 20 por ciento de los suicidios en EEUU son de quienes han ido a la guerra, a pesar de que solo el 1 por ciento de los norteamericanos ha prestado el servicio militar.
                                                         
 De los 2,3 millones de soldados que han participado en las guerras de Irak y Afganistán, 6.500 se quitan la vida cada año. Una cifra que triplica el número de muertes totales de norteamericanos en el frente de batalla en Afganistán. Esta ola de suicidios también afecta a las tropas. En el año 2012, durante solo el mes de julio, 38 soldados en servicio activo se quitaron la vida. Hoy el suicidio es la causa más frecuente de muertes en las Fuerzas Militares. Su segundo comandante, el general Lloyd Austin, dijo que es el peor enemigo que ha enfrentado en 37 años de oficial ”. 

En Colombia también se presentan suicidios y las tropas piden sus bajas pero estas son negadas: la guerra no tiene sentido, matarse unos a otros no nos lleva a ninguna parte, dicen los comandos militares que desean abandonar la guerra en Colombia.
Durante el gobierno de Álvaro Uribe en Colombia y de Bush en los EEUU se adoptó la política de invisibilizar a la tropa, reinaba la autocensura o la propaganda amañada en los medios de comunicación y se prohibió exponer imágenes de los ataúdes de soldados caídos en combate. Como le dijo a David Spiegel, psiquiatra del Centro de Estrés y Salud de Stanford que trabaja con veteranos, “encontrarse con civiles que simplemente no entienden nada, desencadena la depresión, la alienación y la frustración”.

Los hijos de la lucha de contrarios le dicen adiós a la farsa: en ese orden de ideas, mi amiga de otrora causa y portadora de un perenne anhelo de paz, Martha Ruiz, columnista de semana, nos habla de lo que los jóvenes Jose Antequera y Jose Uscategui han denominado como Pacto generacional. En su columna el pacto de Antequera y Uscátegui, y con un profundo el espíritu filantrópico que la caracteriza, Martha sostiene que: “con inteligencia, ambos entienden que el futuro del país consiste en erradicar la violencia de la política. Que ese es el paso definitivo que se debe dar y ambos están dispuestos a poner la primera piedra”. En el mensaje que Uscategui le envía al hijo del ex-líder de izquierda resalta lo que (aludiendo la tesis de Alvaro Gomez) él denomina como el régimen, lo que no es otra cosa que el perpetrador de la patología que corroe los designios del país. Uscategui tiene la firme convicción que:  “es el régimen el que asesinó a Antequera y a Alvaro Gomez, y que a la sombra, continúa gobernando a Colombia”. En su respuesta  Antequera se enfoca en la verdad y la intervención al fenómeno de la paz,  “porque la paz depende de la movilización social”.


Ambos tienen razón, más aun, los hijos de la lucha de contrarios prescinden de lo que desune, disciernen lo que les une y planean intervenir en la construcción de nuevos horizontes para su nación, le dicen adiós a la farsa que ha dominado a la humanidad durante siglos (lucha de contrarios), quizás no están lejos de descubrir que un Cartel Monetario, CFR, Bilderberg Group y algunas corporaciones son la supremacía armada de poder monetario, poder armado  y poder  mediático o informativo a escala glocal-global, esa supramafia está formada por personas de carne y hueso con agentes en Colombia como Uribe, Londoño, el dogmático Ordoñez, los Pastranas, los cacaos y otros. Es  la supremacía mafiosa criolla (el régimen para Uscategui hijo o el imperio Americano para Antequera padre), es el poder global corporativista donde los jinetes del crimen legitimado cabalgan impunemente, son ellos quienes en realidad están detrás de todo poder mercaderista en casi todos  los países del mundo.

 

 A estos jóvenes (Antequera y Uscategui), a quienes considero que serán líderes de la Colombia del siglo XXI, les digo que urge crear procesos sinérgico-sociales capaces de erradicar esa nefasta patología criminal de la faz de la tierra y para siempre, me refiero al estado de opinión refaccionado por Uribe y su corte; al Neofascismo imperante que recoloniza a Americalatina; al corporativismo que destruye la dignidad del SER y la soberanía de los pueblos en todo el orbe; a la supremacía mafiosa global (Cartel Monetario) que fragmenta la multiculturalidad y provee de armas a grupos, etnias, credos o razas  en todo el mundo para lograr invisibilizarlos a todos por separado, como sucede en Siria, donde ha habido unidad étnico-multicultural durante décadas por lo que los mercaderistas-corporativistas se enfocan en dividir para reinar, o también, caso parecido a los paramilitares en Colombia quienes fueron imbecilizados (armados y empoderados ) y luego invisibilizados (traicionados y encarcelados) por sus directos auspiciadores políticos: por la supremacía mafiosa criolla.


 Es un imperativo instituir el estado de dignidad del SER y la soberanía de nuestras naciones en Colombia y Latinoamérica, urge entonces conjugar tres verbos: Intervenir-Deponer-Instaurar, (sobre el cual escribí en fechas anteriores).

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