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lunes, 25 de julio de 2016

Corruptos y amenazas de conflicto y guerra: ¡IMAGINALOS amarrados, amárralos bien!

Uribe-Santos-Farc son una sola patología social: guerra. La guerra no es solo confrontación armada, también es confrontación doctrinaria político-económica, en ambas pierde el pueblo y chocan las mismas estratagemas, por tanto, apoyar la prolongación-transformación de la guerra es la peor forma de inocencia civil. A diario se evidencia que, aunque el concepto “paz” de Uribe no es el mismo que el de Santos ni el de las Farc, de forma inobjetable, objetiva o subjetiva los 3 juegan para beneficio de los intereses de la Mafia Monetaria Global- MMG. Uribe: engendro Neofascista y peón de la estructura bélica de la MMG, JM Santos: mercaderísta Neoliberal y peón preferido de la MMG, las FARC: principal vaca lechera del hato Neofascista o MMG.

En tanto que patología única, los tres pretenden hacerle creer a sus fieles que ellos no son una sola patología social. Los 3 pregonan que tienen distintos propósitos, pero es uno solo: el poder. Los 3 tienen un mismo oficio: meter en su feudo a sus borregos cautivos. Los 3 tienen la misma tesis de guerra: “si se acaba la guerra bélica sigue la guerra no-bélica y alternan con sus mentiras en la guerra novelica, esto último es el cuento que narran a sus devotos, pero que a la mayoría de los colombianos ha afectado de forma trágica en sus vidas a lo largo de 5 décadas. En consecuencia, dado que los para-uribistas amenazan volver a la guerra bélica para sostenerse en el poder, y puesto que sería inevitable la respuesta de sus opositores, corresponde a la civilidad intervenir para evitar males peores y detener con firmeza la defenestración de la dignidad y honra de los colombianos.

Conviene al pueblo mantener a los precursores nefastos de la patología ATADOS a su poste doctrinario”. Darles una ejemplar “lección” hasta que aprendan lo indignado, afectado y resuelto que esta el pueblo a no seguir prestándose para sus artilugios, o su corrupción y criminalidad. Urge mantenerlos AMARRADOS durante un periodo especial de paz y reconciliación.

 De ese modo, la vida, la salud y honra de toda la nación será más segura y más sana, incluida la de ellos mismos. En efecto, habrá más probabilidades de unidad en la diversidad para construir un país mejor para todos, será el ejercicio civil de cero conflictos o guerra, y surgirán elevadas probabilidades de paz y consensos. El concepto “atarlos” tampoco es una concepción de venganza, cárcel perpetua o eliminación del postulado contrario. De lo que se trata es de DEPONER tanto el fratricida guerrerismo bélico como el no-bélico, empresito en el cual la juventud juega un rol determinante.

En tal contexto, respeto al papel de la juventud en la paz o en esas formas de guerra, Ambroise-Paul-Toussaint-Jules Valéry, quien Murio en París, 20 de julio de 1945, escritor, poeta, ensayista y filósofo francés, sostuvo: “La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen, para provecho de gentes que si se conocen pero que no se masacran”. Esa sentencia es válida para la guerra bélica (armas de fuego e industria militar), también para la guerra no-bélica (armas de/por/para la defenestración económico-cultural y de exclusión política) que de modo ineludible se intensificará en tiempos postreros (de post-conflicto le llaman en Colombia como si Uibe estuviese dispuesto a abandonar la "camorra" y la parapolitca), pues para nadie es un misterio que en la guerra quienes se masacran son los jóvenes, ya sea en la confrontación militar o en confrontación político-económica. 

De tal forma, que la guerra masacra al principal activo de una sociedad: los jóvenes, y en la que “los viejos” en el poder comandan el crimen de asesinar la juventud a fin de perpetuar la hegemonía de sus preceptos o doctrinas. Corresponde entonces a los jóvenes que hagan su mejor aporte a la sociedad-Estado, cual es INTERVENIR tal defenestración. No elegir en la conducción política de la nación a mayores de 50 años, y ayudar así en gran medida a intervenir-superar la patología de defenestración al ser.






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