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martes, 5 de julio de 2016

Poder y “Estado de felonía”



El poder: interés común de consumistas y comunistas.

El doctrinismo se ha diseminado en mafias, el adefesio, mito o farsa de creer en un sistema de cosas por el cual los incautos dan su vida a cambio de ser esclavizados carece de sentido, mas aun cuando la China comunista se alinea al instrumento mafioso global de la FED, y por si fuera poco ese poderoso pais es desafiado y burlado por la FED y su cartel monetario global sin dejarle opción diferente que la resignación; ni tampoco, cuando con voz altiva Putin le dice a los EEUU “somos socios, los socios no se atacan entre sí, en Siria se hará lo que Rusia diga”. El esperpento consumista y el comunista no tienen intereses diferentes pues ambos persiguen el poder y ambos han jodido al pueblo “hasta mas no poder” …Stalin asesino más camaradas rusos que Hitler en la segunda guerra mundial. Así las cosas, ambos bandos han basado su credo en la farsa “lucha de contrarios”, o sea, estás conmigo o estás contra mí.

He aquí quienes ostentan la impronta Consumista en Colombia: capitalistas, fascistas, Neofascistas, Neoliberales, Neoconservadores, mercaderístas, corporativistas, parapolíticos, paramilitares, uribistas. De otro lado, he aquí los que ostentan la impronta comunista: FARC, ELN, partido comunista y socialistas de cualquier denominación. Así pues, en las instituciones doctrinarias de ambos bandos los feligreses tampoco tienen intereses diferentes, su único interés es ser fiel a sus preceptos, en China se las arreglaron para que impere “dos sistemas en un solo Estado” …y la farsa de contrarios ha evidenciado que no solo cohabitan, sino que, además, prosperan, evolucionan y no se matan por feligresía ni por suponerse contrarios.
En la Colombia medieval del siglo XXI en cambio, los fieles del adefesio consumistas no creen en comunistas y tampoco a la inversa, solo creen en su verdad absoluta, inmodificable e inobjetable. No es diferente en Brasil y Argentina donde ahora le sucede a Cristina, a Dilma y a la democracia lo que de modo ineludible podría sucederle a Colombia; ni es diferente de lo que sucede en Venezuela, donde los fieles consumistas no ven la mano negra del corporativismo ni de la mafia monetaria en los mesías parapolíticos de Venezuela; tampoco es diferente de lo que sucede en Ecuador y Bolivia, y en el resto de Americalatina, donde los socios del consumismo ejecutan el libreto de defenestración del ser y del planeta.

El esperpento consumista tiene cuerpo y alma a escala global, no es un fantasma imperial, invisible o imaginario, es la mafia monetaria global y sus mercaderes parapolíticos. Cartel que divide y reina con sobrada astucia en Colombia, donde el pueblo incauto fue dividido en fieles e infieles, en comunistas y consumistas; los narcoterroristas fueron divididos en aliados “buenos” y “malos”; los paras fueron divididos en fieles al servicio del cartel parapolítico Uribista (Urabeños, bacrims y nuevas bandas), e infieles al capo Uribe (paras extraditados, asesinados, encarcelados).
Tan incautos son los fieles de uno y otro bando, consumistas o comunistas, que aún creen que “Uribe-JM Santos- Farc” tienen intereses distintos. No en absoluto. Los tres tienen intereses comunes e idénticos que se resumen en una sola palabra: poder. Lo único distinto es la forma en que han matado al pueblo para acceder al poder. Uribe con sus parapolíticos, sus paracos y las Farc lo han hecho de forma Brutal, mientras que JM Santos lo ha hecho de forma “decente”. Los fieles uribistas son fieles al crimen consumista, paramilitar, parapolítico, ellos propugnan por aniquilar sus odiados contrarios a como dé lugar. Entre tanto, en el pasado las Farc fueron fieles al crimen estilo Estalinista, y hoy, en concordancia con los tiempos de paz y conciliacion propugnan por llegar al poder por la vía político-electoral. Es previsible que cualquier modelo social-economico que intente construir la izquierda en Colombia sera objeto de arbitro y de arbirtrariedades por parte de la Mafia Monetaria Global.


Felonía: tragedia y patología donde la victima venera al victimario.

Si usted percibe el terrorismo solo en aquellos que "usted odia" y no en aquellos que "usted venera", entonces usted es el peor defecto de la naturaleza, es la peor tragedia de su familia, su comunidad, su país y el planeta. Si usted no percibe al terrorismo en todos los victimarios, perpetradores y verdugos del ser y de su nación en su conjunto, sino que solo percibe a los de una filiación contraria, entonces usted es el problema más grave que padece nuestra nación, usted es un obsesionado feligrés esclavo de un postulado fundamentalista. Si usted piensa que los terroristas odiados son peores que los terroristas venerados, o si cree que su venerado no es terrorista, entonces urge que usted observe la patología de defenestración desde lo más íntimo de su existencia, pues el único imperio patológico que padece es su propia felonía, que destruye al ser en escala inferior, y defenestra la nación y el planeta a escala superior.

En escala nacional, poco o nada han dejado los saqueadores de los partidos políticos tradicionales para Colombia, corruptos parapolíticos y mercaderístas vendieron o prostituyeron casi todos los activos de la nación, Uribe cedió de manera desaforada más activos, más derechos de explotación minera y corporativa que todos los 5 expresidentes que le antecedieron. Entonces como ignorar que los partidos políticos tradicionales han dejado nuestro país dividido en odios y fanatismos irascibles, hundido en una deuda externa  descomunal, las bolsas de valores saqueadas por ellos mismos, el empoderamiento del hampa y la parapolítica, la legitimación del crimen, la cultura de veneración a la mafia, una pandilla de legisladores con prontuario gozando de impunidad, una mass-media que se encarga de la guerra para soportar el poder tradicional desde la artillería de/por/para las TIC-Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.

Que la vida, dignidad y honra de los seres humanos sean despreciados por los tiranos, victimarios y corruptos no es algo nuevo, que sean esclavizados hasta matarlos sin sentir compasión, remordimiento ni culpabilidad por ser contrarios a sus postulados, por ser considerados rumiantes o unidades de producción tampoco sorprende a nadie. Lo delirante estriba en que las victimas veneren a su perpetrador, eso es vivir en estado de felonía: tragedia y patología donde la victima venera al victimario. En ese estado la historia nos recuerda que los Nazis decían con orgullo: “para qué queremos libertad si tenemos trabajo?”, mientras que los norteamericanos aun sostienen: “para qué queremos libertad si tenemos Dinero?”.

En tal sentido, los feligreses, fieles a dogmas y militantes de doctrinas-partidos políticos parecen seguir la máxima de Celia cruz en el sentido de que parecen tener “el cerebro tostado y los cables cruzados” cuando sostienen: “…y para qué queremos libertad, trabajo o dinero si tenemos un mesías?” Lo irónico es que sus líderes si saben con certeza “para qué sirve el dinero, la esclavitud y la mansedumbre”. Nadie explica mejor este fenómeno de sumisión global que “el economista chileno Manfred Max-Neef quien reniega de una economía neoliberal para la que los seres humanos son “irrelevantes” y que, en su opinión, “mata más gente que todos los ejércitos juntos”. A ello hemos de agregar: ...y en efecto los mercaderístas, y parapolíticos que dirigen el accionar criminal armado y no armado son tan terroristas como los paramilitares que ejecutan sus órdenes. Créalo o no, sépalo o no, acéptelo o no, los líderes del cartel de parapolíticos Colombianos son terroristas protegidos por la farsa y crímenes que han sido legitimados, entre otros, por la ignorancia de sus feligreses.

Esa farsa instituye que verdad es lo que le conviene a la doctrina regente, frente a lo cual cada actor del conflicto en Colombia está convencido que su verdad prevalece. Tan convencido están que los terroristas parapolíticos del uribismo no se consideran criminales ni delincuentes pese a los crímenes que denominan falsos positivos, ni a los crímenes que han causado durante décadas con la corrupción y el saqueo del erario público, ni los miles de crímenes más que cargan sus paracos entre pecho y espalda.

Lo anterior no implica que un mesías y salvador supremo, venido de la izquierda, sea la formula única para salir de ese “delirium tremens” patológico que corroe nuestra sociedad-nación, así lo presuponen los fanáticos de la lucha de contrario de la izquierda. Tampoco niega que los actores armados que propugnan por el juego político puedan jugar un papel importante en la construcción de soluciones al fenómeno, así lo presuponen los demócratas y adalides de la paz negociada. Menos aún, condicionar nuestra nación a que los guerrilleros pasen de la lucha armada a las cárceles, que no estorben para que los héroes de la corrupción institucionalicen la refundación de la patria al estilo Castaño-Uribe, tal como presuponen los fanáticos de la lucha de contrarios del ala Neofascista (Uribistas, ultraderechistas y neo-conservadores).


Discernir que los terroristas venerados han sido tan criminales como los terroristas odiados es un comienzo o despertar de la feligresía, es superar el letargo doctrinario basado en la farsa lucha de contrarios. Es corregir los pasos mal andados en la guerra bélica o la guerra cultural-política regente, es seguir por los senderos de paz. Es prescindir de la feligresía y vernos como seres inteligentes capaces de reconocer los valores distintivos, potencialidades, sueños y conocimientos mutuos. Tal competencia y virtud nos aparta de la barbarie medieval y del mito doctrinario que defenestra la vida y el planeta, y nos sitúa en la creación de sinergia entre seres de verdad inteligentes, entonces estaremos en curso de superar la errante patología, o estado felonía. Luego del cual, estaremos en posición de honrar y disfrutar la vida, honrar al ser y toda forma de vida en escala inferior, y también a la nación y al planeta a escala superior.

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