Translate - Traducir - Traduir

domingo, 18 de marzo de 2018

Voto irreductible contra la corrupción

El voto de opinión contra la corrupción no ha estado presente en las elecciones en Colombia. Las tácticas y estrategias tradicionales no dan la talla para abordarlo ni tampoco son coordenadas de dignidad para el Ser o la soberanía del pueblo colombiano. De tal modo, está en el orden del día crear nuevas tácticas y estrategias que generen y regeneren una sinergia envolvente para vencer la corrupción. Solo así Colombia se levantara en oleadas irreductibles hacia la anhelada paz y justicia social.

Comparemos las votaciones del referendo al proceso de paz Gobierno-Farc 2017 con los de las consultas del 11M-2018. Nos hallaremos que las huestes uribistas que votaron por el NO en 2017 apenas sostienen la votación del 20% al 11M del 2018. Esto nos hace preguntarnos: que ha pasado y que pasará con el 20% de la alianza por el sí? Que ha pasado hasta el 11M del 2018 con el 60% de indiferentes que no salieron a votar en el referendo de paz 2017?

En el referendo al proceso de paz Gobierno-Farc 2017 participó un 37.44% de electores habilitados, hubo un abstencionismo del 62. 56%. Las votaciones por el “NO” fue del, 50.22%, o sea, 6.377.482 votos, los cuales coinciden con la suma de votos en la Consulta 2018 de Duque (2.486.100) Vargas Ll (2.126.101) , Conservadores/Santos (3.726.557, de los cuales unos vienen del Si y otros del “NO”, Si el tope es el total del “Si”, entonces la diferencia seria 1,765.282 votos que corresponde a los votos del conservatismo en el referendo 2017. En la primera vuelta estos 6.377.482 votos se repartirían entre Vargas y Duque en proporciones al resultado de la consulta. Así, Vargas Lleras habría pasado de 2.1 a 2,300.000 obteniendo el 47% y Duque pasaría de 2.4 a 3,370.000 obteniendo el 53%. La comparación indica que el alcance del referendo 2017 respecto de la consulta 2018 promedia unos 6.7 millones de votos para el uribismo incluidos los votos de M.L. Ramirez y el exprocurador.

De otro lado, el “Si” obtuvo 49.78%, o sea, 6.431.376 votos, los cuales,  comparados con los 3.364.000 votos de Petro-Caicedo, nos dice que en la consulta 2018 Petro y Caicedo habrían capitalizado una proporción superior al 52% de los votos reunidos por el “Si” en el referendo 2017.  La otra parte del resto del “Si” son 3.1 millones de votos repartidos entre la coalición Col/Fajardo, Alianza Verde y Polo D (2.053.796 votos), y De la Calle (que no tienen candidato presidencial, habrían aportado al “Si” en 2017 una  diferencia de 1.1 Millones de votos),

En efecto, los votantes más fieles, asiduos y decididos a asistir a una jornada electoral son los de la derecha. En los últimos 3 lustros la votación a la derecha ha girado en torno a Uribe y no se ha modificado desde el “Si” del 2017 hasta las consultas del 11M 2018, por el contrario, los electores de Uribe han disminuido en comparación a las 3 elecciones presidenciales anteriores (en 2006 obtuvo 7.397.835 votos, y en 2010 fueron 7,333.000 votos). En las elecciones del 11M es evidente que Uribe, Vargas y sus maquinaria de la corrupción donde la compra de votos y votos amarrados al clientelismo llegaron al máximo, al 11M han descendido, quizás en las primarias presidenciales en Mayo 2018 el total de votos de ambos podría evidenciar el mayor fraccionamiento que haya tenido la derecha en los últimos años en Colombia, llegados al punto más bajo de votaciones, al obtener una votación muy inferior a la de Petro. Debilitados por el voto de opinión contra la corrupción las toldas de Uribe y Vargas Ll irán unidos y desesperados a la segunda vuelta. Así que arreciaran en campañas de desprestigio contra Petro en la prensa y redes sociales. Es evidente que quien fue indiferentes o adverso con Uribe en las dos elecciones recientes es poco probable que  lo apoye en las presidenciales. No a la inversa, pues muchos uribistas siguen migrando a las distintas fuerzas políticas.

Así mismo, quien ha sido indiferente a votar por cualquier candidato, en gran medida seguirá siéndolo, quizás intenten optar por un cambio positivo con candidatos no involucrados en corrupción ni en tradicionalismo de izquierda o derecha. Por tanto, los votantes más elocuente son los votos de los indiferentes (más de 10 millones en las dos últimas elecciones), a esta población es a la que la coalición Petro/Caicedo/otros le han de apostar con vehemencia. Para ganar en la segunda vuelta, esta coalición debe enfilar sus baterías a capitalizar entre 40 y 50% del margen de esa población de indiferentes en la primera vuelta, e incluso, es preciso apostarle a traer para esta coalición votantes de Uribe y Vargas Lleras. Enfocarse en construir una coalición solida desde la base multipartidista con electores de todos los sectores, no solo les resta votantes a los derechistas, sino que muestra la construcción de un acuerdo programático contra la corrupción capaz de quebrar el bipartidismo, el caudillismo, la corrupción, el gamonalismo, la compra de votos, y otros fenómenos de la patología subyacente en la política colombiana.

Forjar y crear sinergia sistémica (cultural-social-política-económica/Monetaria) alrededor de un acuerdo elegido-elector de carácter nacional, multicultural-étnico y multipartidista pone de relieve el propósito de dar inicio a una economía sistémica real e hibrida, entonces asumir los desafíos a que haya lugar para hacer de Colombia una nación pacifica, pujante, progresista, y en justicia social. Esa sinergia solo puede emerger del consenso, donde jóvenes estudiantes toman la iniciativa de llevar a cabo un acuerdo/contrato social entre elegido-elector enfocado en vencer la corrupción, construir paz y progreso para la nación. Acuerdo a la medida de las reales necesidades, demandas y condiciones del pueblo colombiano, no a las veleidades de los corruptos, de politiqueros tradicionales de izquierda o derecha. Acuerdo no basado en el guerrerismo ni la farsa lucha de contrarios, el cual no debe cerrar sus puertas a uribistas pura-sangre ya rehabilitados o en proceso de rehabilitación, igual, tampoco ha de cerrar sus puertas a nadie sin importar su procedencia.

Se requiere construir un país del tamaño de nuestros sueños con el ADN de nuestra historia, o sea, con todos los valores agregados que hay en la nación. No obstante, propugnar por alcanzar un gobierno no aliado a la corrupcion enfrenta serias amenazas provenientes del tradicionalismo, tanto de izquierda como de derecha. De un lado, el triunfo de la derecha lo ha garantizado la union entre minorias poderosas.  De otro lado, la derrota de la izquierda o sectores democratas ha resultado de la constante y tradicional fragmentacion de estos sectores. Desplegar el saber diferente al tradicionalismo docgtrinario de izquierda o derecha deviene tactica al momento de impulsar un voto irreductible contra la corrupcion, esa tactica emerge desde los electores no tradicionales con saber no doctrinario. La estrategia innovadora, armonica y envolvente se devela desde el momento en que el tradicional "saber" supremo es derrotado una y otra vez en franca lid. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario